Aranda de Moncayo es un municipio de España, con categoría histórica de villa, en la comarca de Aranda, provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón
La extensión de su término es de 91,20 km² con una población de 140 habitantes y una densidad de 1,54 Hab/km².
Aranda de Moncayo se sitúa en la serranía celtibérica, al sur del Moncayo y al norte de la sierra de la Virgen, en el occidente de Aragón. El río Aranda atraviesa el territorio de noroeste a sureste dejando la localidad en su margen derecha.
El pasado más remoto del que se tiene noticia es el de la instalación de una serie de castros celtíberos dentro del actual término de Aranda, siendo Aratikos el más conocido. Este castro será posteriormente romanizado, ampliándose su perímetro defensivo con nuevas fortificaciones, aumentando el número de habitantes y poseyendo incluso una ceca.
En época altomedieval, la población se trasladará hacia el llano. Ya en el siglo XI, por razones defensivas en una nueva época de conflictos bélicos, los musulmanes decidirán trasladar la población a su actual emplazamiento, sobre el cerro que domina el río Aranda, construyendo una fortaleza y una serie de viviendas, además de una mezquita. Esta población ocuparía aproximadamente la zona del barrio del Castillo y Puerta Moral, que posteriormente se ampliaría sobre la falda descendiente del monte, hasta el barranco de Las Pozas.
Conquistada primeramente por Alfonso I el Batallador, será protegida por su hermano y sucesor Ramiro II de Aragón, que le dará carta de repoblación con su actual nombre, ampliando la fortaleza, ya en el siglo XI. Reconquistada por los musulmanes, pasará definitivamente a manos cristianas con Ramón Berenguer IV, yerno del anterior rey, que colocará en su escudo las barras aragonesas que aún posee. También se construirá en esta época el puente (actual del convento, reformado posteriormente) de acceso al camino de Borja.
Jaime I de Aragón, el Conquistador, le otorgará privilegios de nombrar justicia y jurado y Pedro IV donará el lugar a la Orden de San Jorge de Alfama en 1373, pero al poco tiempo (1384) pasará a manos de Toda de Luna, vizconde de Rueda y Urrea, y el año 1488 El rey Fernando el Católico les otorgó el titulo de Condes de Aranda, con lo que se creó el primer condado de Aragón después del de Ribagorza que pertenecía a la casa Real, con casa propia en Aranda y palacio condal en Épila.
En 1538 las Cortes de Monzón consagraron a la Casa de Aranda como una de las ocho casas grandes de Aragón. A partir de entonces se constituye el estado de Aranda.
En 1626 Felipe IV añadía al titulo condal el de Grandes de España en la persona de Antonio Ximénez de Urrea, quinto Conde de Aranda. Al fallecer este sin sucesión el título paso a Pedro Pablo Fernández de Heredia y Ximénez de Urrea.
En 1719 nace el X Conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea; fue el español que mas cargos e influencias tuvo en este país. Fue ministro de Carlos III, dos veces Grande de España, y obtuvo títulos de nobleza; dueño y señor de tierras. Los títulos del Condado de Aranda constituyen el resumen de su herencia distribuida por los territorios que integraban la Corona de Aragón.
El X Conde de Aranda muere en 1798 en Epila; se extinguió con el la filiación directa masculina de todas las casas que representaba fue enterrado en San Juan de la Peña.
Con la abolición de los señoríos que culmina con las leyes de 1820 y 1841, la Casa Ducal entra en una aguda crisis económica. Se procede a la venta y consiguiente dispersión de casi todos sus viene que afectaría a la mayoría de los que pertenecían a los Conde de Aranda.
M.ª del Rosario Cayetana Fitz James Stuart y Silvia. Al morir su abuelo paso a convertirse en la XVIII condesa de Aranda y entre otros títulos Duquesa de Alba.
En la actualidad y desde el 2 de abril de 2013, el título de conde de Aranda está en posesión de Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, cedido en vida por su madre Cayetana Fitz-James Stuart, que fue la XVIII Duquesa de Alba.
En el siglo XV fue lugar natal del pintor Pedro de Aranda, que tenía un taller en Calatayud. Se convirtió posteriormente en uno de los pasos hacia Castilla (Carlos I entró por aquí en Aragón en 1518) y disfrutó de una época de apogeo económico, gracias a la explotación de la vega por los agricultores moriscos y de la ganadería, que permitía un buen comercio de lana, además de establecerse una feria de ganado menor en los días de Todos los Santos.
Este esplendor económico permitirá la construcción de la iglesia actual, dedicada a la Asunción y San Basilio. Es un templo gótico tardío, de una sola nave, muros de sillería y bóveda estrellada, con un retablo mayor de gran calidad, de transición entre renacimiento y barroco, y otros retablos plenamente barrocos, con buenas imágenes. Destacan también una serie de relicarios y custodias de gran interés (punzón de Cardiel) y el coro neoclásico.
La expulsión de los moriscos en el siglo XVII representará una época de depresión.
A comienzos del s. XVIII durante la que enfrento al archiduque Carlos de Austria contra Felipe de Anjou, las familias más poderosas de Aranda tomarán partido por Felipe de Anjou, que tras su victoria en 1708 se le concederá el título de «Muy Noble y Fidelísima Villa», relevándola de quintas y alojamiento de tropas.
Como elementos a destacar de esta época, hay que mencionar la ermita de San Roque, construida en 1653 en estilo barroco-mudéjar, con un interesante retablo. De las ermitas conocidas, quedan en ruinas las de San Bartolomé y San Sebastián, no quedando restos de las del Humilladero y San Blas.
Junto al puente del río se levantó también en el siglo XVII un convento de capuchinos bajo la advocación de San Román, que poseía una gran parte de las tierras de cultivo de la Huerta. Por la ley de desamortización de Mendizábal en 1836, las tierras pasaron a manos privadas y el edificio fue cayendo en una total ruina.
En el siglo XX destaca la traída de aguas desde el manantial de Lagüén, en 1915, con un bombeo de gran ingenio que salva el desnivel hasta el pueblo. La traída del agua al municipio fue gracias al empeño de Florencio Gea Andaluz, que en ese momento presidia el gobierno municipal en la localidad. Inaugurando un depósito de agua en la Puerta Moral, siendo el primer municipio de la Comarca del Aranda y uno de los primeros en Aragón de disponer agua potable en la localidad.
En los años 70 se construye el embalse de Maidevera, que aprovecha las aguas del río Aranda y del barranco Pedreñas para aliviar la falta de riego otros, que finalizarán en 1981.
En el siglo XXI, a las crisis generales, financiera de 2008 y de construcción, se sumó la crisis del sector del calzado en los municipios de Illueca y Brea, situados a 17 km, donde se empleaban varias decenas de arandinos. Éstos se trasladaron en su mayoría a Ólvega, a 38 km, lo que supuso, con el tiempo, su asentamiento en esa localidad castellana.
Con los datos registrados en el padrón municipal a 1 de enero de 2020, la población de derecho ha quedado reducida a 145 habitantes, lo que supone el 8,8 % de la que tuvo en 1910. Circunstancia que se mitiga con el mantenimiento de segundas residencias.